sábado, 17 de septiembre de 2011

Prólogo

Ya llevaban dos horas de viaje, de los cuales Helena y su madre Violeta se habían pasado la mayoría discutiendo. Su padre, al ver que continuarían así el resto del viaje decidió intervenir.



-¿Queréis parar ya de una vez?-preguntó exasperado-Además, vais a despertar a Annie.

Helena olvidó por un momento el enfado con su madre y contempló a su hermana dormida plácidamente a su lado.

“Es una niña” pensó con cariño.

Los gritos de su madre, ahora discutiendo con su padre, la devolvieron a la realidad.

Ese tipo de situaciones eran cada vez más frecuentes.

Suspirando se colocó los cascos y miró por la ventana. Fuera llovía a mares.
 
Todo sucedió muy deprisa. En un momento estaba escuchando música y al siguiente inconsciente en un coche destrozado.