-Vamos.-fue la única respuesta que obtuvo.
Ashley montó en una de las motos, Alex en la otra. Helena se quedó quieta.
-¿No me digas que te dan miedo las motos?-preguntó el chico.
-Al contrario.
Subió con facilidad detrás de él. Siempre le habían gustado.
-Agárrate fuerte.-le recomendó.
Helena pasó los brazos por su cintura, notando los marcados músculos del abdomen bajo la cazadora. Ashley arrancó primero y se colocó por delante de ellos.
El paisaje se desdibujaba a su paso y el viento azotaba su rostro. El fino pijama de hospital apenas la protegía de las frías temperaturas nocturnas.
A las dos horas de viaje pararon para descansar. Bajaron de las motos, Alex se sentó en una roca y Helena le imitó. Ashley sacó una botella de la mochila que llevaba y se quedó apoyada en su moto.
-¿Dónde vamos?-preguntó a Alex.
Fue Ashley quien contestó.
-A nuestra base.
-¿Vuestra base?
-Sí, ¿no lo pillas o qué niña?
Helena se levantó.
-No, no pillo nada, ¡no sé de qué coño va todo esto!-exclamó alterada.
La otra chica se le acercó hasta quedar a pocos centímetros.
-Menos humos rubita. Lo sabrás todo a su debido tiempo, ahora siéntate y quédate calladita.
Helena la miró furiosa, pensando si merecería la pena pegarle un puñetazo.
De repente, la botella que llevaba Ashley explotó y uno de los fragmentos le hizo un corte en la cara. Por el contrario Helena estaba intacta y seca.
Alex se levantó corriendo, la agarró por los hombros e hizo que le mirara a los ojos.
-Helena tranquilízate.
Ella le miró confusa.
-Pero si yo no he hecho nada.
-Ahí hay una manta y un saco de dormir-dijo señalando un bulto en el suelo-intenta descansar un poco, ya no queda mucho, cuando lleguemos entenderás todo y podrás dormir.
Helena le hizo caso, a lo mejor si descansaba toda esa pesadilla terminaría.
Intentó dormir pero las piedras se le clavaban en la espalda, el saco la agobiaba y no dejaba de pensar en lo sucedido. Cuando decidió levantarse escuchó como hablaban en susurros Ashley y Alex.
-Él estaba medio muerto y ella aterrorizada.-escuchó como decía Alex, sin duda hablaban de ella.
-Pero ¿cómo? Si no tiene ni idea de nada, ¿no la has visto?-contestó Ashley en otro susurro.
-¡Precisamente por eso! Mira lo que ha hecho antes solo porque la has llamado rubita, piensa lo que hará cuando lo controle.
-Entonces según tú la lluvia tan fuerte de antes ha sido por ella.
-Sí.
Pasaron unos minutos hasta que Ashley habló.
-Te…
Helena no pudo escuchar el final de la frase.
Las pisadas de alguien acercándose se lo impedían.