sábado, 15 de octubre de 2011

Capítulo V

Alex se separó con brusquedad de Helena, haciéndola caer.

-Helena, para, me estás empapando.

La muchacha le miró desconcertada.

-¿Qué? Si no estoy haciendo nada…

-Estás llorando.

Helena le miró con odio, se había equivocado, era el idiota que le había parecido nada más saber que no quería matarla.

-¿No puedo? Me han intentado matar dos veces, han matado a la que era como mi madre, un loco me ha agarrado y llevado a cuestas escaleras abajo y he tenido que dejar a mi hermana medio muerta sola. Así que creo que lo que menos puedo hacer es llorar.-exclamó enfadada.

El chico solo sonrío, lo que la irritó aún más.

-Vamos levanta.- dijo tendiéndole una mano ayudarla.

Helena se levantó sola.

-No hay quien te entienda.

-Y todavía no me conoces-dijo riéndose.

Comenzaron a andar hacia el bosque.

-¿Dónde vamos?-preguntó Helena.

-Nos están esperando.

-No pienso ir contigo.

-¿Prefieres quedarte y que te maten?

Ambos sabían la respuesta.

Para cuando llegaron al claro ya había anochecido. Por el camino no habían hablado de lo sucedido, Helena no tenía fuerzas para hacer preguntas que posiblemente no contestaría. Gracias a la luz de la luna llena pudo distinguir que allí les esperaba una chica y a su lado dos motos.

-¿Ya era hora no?-preguntó gritando la desconocida.

-Ha habido problemas.

-Podrías haber avisado ¿no Alexander?

­-Por supuesto, ¿antes o después de que me dispararan Ashley?

Ashley sonrió. Ahora que ya estaban cerca pudo ver que era de la misma edad que Alex, morena, con el pelo largo y muy guapa.

-Esta es Helena.

-¿Ella?

Helena se imaginó la imagen que debía dar, con el pelo desastroso, llena de barro y con un pijama de hospital.

-Sí, ella.-el tono de Alex había cambiado.

Mientras se gritaban, ambos parecían divertidos, incluso con lo del disparo pero ahora que se trataba de ella parecían…solemnes.

-Venga vamos. Se van a preocupar.

-¿Quiénes?-preguntó Helena desconcertada.

Ninguno de los dos respondió.

-No nos quieren tanto.-contestó Alex con el ya habitual tono divertido.

-Puede que a nosotros no…pero a ella sí.

Y ambos miraron a Helena.

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